Robert Jara hace poco tiempo ha publicado un libro de poesía: Nostalgia de barro, poemario en el que poetiza un universo articulado a través de dualidades que atañen tanto a aspectos individuales o familiares (mundo de la niñez – mundo de la adultez) como sociales (blanco – indio; español – mestizo). Búsquedas que al final se constituyen en fuentes para interpretar la idiosincrasia de los habitantes de su ciudad natal: Guadalupe.
El mensaje poético de Nostalgia de barros se clarifica conforme sea avanza en la lectura de los poemas, la misma que nos permite, en un primer momento, entender el presente de nuestros pueblos; para luego, sin prescindir del pasado, y más bien hurgando en él, encontrar los elementos necesarios para construir un sólido futuro. En este accionar la individualidad del poeta desempeña un rol trascendental porque Robert ha entendido que el individuo como tal pasa desapercibido, que su aislamiento no es válido para una vida digna, que su presencia cobra importancia cuando interactúa con otros individuos; por lo tanto la relación del individuo con el entorno social del cual ha surgido tiene que ser estrecha, fuerte.
Jara asume la poesía como una búsqueda de nuestros orígenes, de nuestras raíces, y lo hace con conocimiento e inteligencia, logrando, en palabras de Van Dijk, que la “inventio” y la “dispositio” alcancen coherencia.
Los tres libros independientes que dan forma a Nostalgia de barrro presentan sólida cohesión en la que no hay lugar para desequilibrios ni disonancias y donde, a través de una armonización formal, el legado aborigen, la tradición oral, la modernidad o postmodernidad, se fusionan con eficacia, de tal modo que las diversas interpretaciones que pueda propiciar su lectura no son excluyentes, sino que por el contrario algunas de ellas podrían complementarse
Pacasmayo, abril de 2012
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Alíndor
Elías Terán Olascoaga (Pacasmayo,
1944)
Crítico literario
Docente Principal del IESP “David Sánchez Infante” de San Pedro de LLoc.
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