LITERATURA CON SABOR A TIERRA FÉRTIL
Cada vez que visito por primera vez un pueblo de
mi país, busco si quién sabe tiene algo de parecido con el mío: a lo mejor
cañaverales, o un río cercano que en el otoño discurra apacible, o tal vez solo
un cerro emblemático, al que sus pobladores miran con regocijo y espíritu de
leyenda. Y si es así, me siento más cercano a todo lo que me rodea. Y ahora
estoy aquí en Guadalupe para referirme brevemente a lo que pienso de la
literatura, a propósito de la publicación del libro “A orillas del arrozal”, de
los integrantes del grupo NAMUL.
Creo que nada es más importante ni más hermoso
para un niño que oír de sus mayores, alguna nueva historia, no importa de qué
lugar del mundo ni de qué región de tu país, pues solo basta un espíritu
entusiasta que nos guíe por el sendero
de la imaginación, y alguien dispuesto a escuchar. Y es así cómo la literatura
nos colma el corazón de infinita alegría y despierta en nuestra alma profundos
sentimientos.
En las historias de “A orillas del arrozal” se
fusiona una variedad de experiencias vitales que tienen siempre como referente
elambiente pueblerino y rural. Sin embargo, no debemos tener el prejuicio
estético contra aquellas expresiones literarias configuradas en base a patrones
culturales regionales. Más bien, la literatura producida en estos pueblos debe
servir de punto de partida para forjar un nuevo concepto de literatura peruana.
El lenguaje coloquial de estas historias se
enriquece con los recursos expresivos de la tradición oral. Por eso encontramos
en los cuentos de Josué Vallejos alusiones a un medio social caótico y
violento, además de ribetes de leyenda con brujos y demonios como en su cuento
“El arapuma”. Y en las historias “La niña de blanco” y “El jilguero” de Miguel
Arbildo apreciamos cómo el recuerdo se convierte en añoranza y la añoranza en
ficción, en un medio rural lleno de fantasía y coloquialismo.
En “El arcoíris quiso llevarme” de Antonio Escobar,
la literatura toma aires de denuncia social, de reivindicación, pero también de
esperanza; además de plasmar reflexiones nostálgicas acerca del tiempo y sus
marcas indelebles en el alma del hombre. Y en las historias de Robert Jara
destacamos sus descripciones de aliento
poético, como en “Olor a paja” y “Las eras arden a lo lejos”, así como su crítica mordaz contra el academicismo de
algunos intelectuales que a veces le ponen cadenas a la hermosa libertad de las
palabras sencillas: tierra, lluvia, pan.
Y la pregunta de esta tarde sería, ¿para qué
sirve la literatura? Y aquí recuerdo lo que el maestro José María Arguedas afirmaba:
“Debemos educar teniendo como base la memoria colectiva de los pueblos”. Él se
refería a que los mitos, leyendas, relatos y canciones populares deben
emplearse como fuente para la formación integral de los niños y jóvenes. Así
entenderemos quién es nuestra patria y hacia dónde vamos. Y de ese
coloquialismo, oralidad y mundo legendario se impregnan las historias del libro “A orillas del arrozal”, del grupo
literario NAMUL.
Quiero terminar citando lo que le dice el
arcoíris a Eleuterio en uno de los
cuentos de Antonio Escobar: “No tengas miedo Eleuterio. Desde ahora va a cambiar
tu suerte; serás rico y tendrás cosechas abundantes; aquí no solo parirá el
arroz espigas de oro; sino toda planta que siembres brotará y dará frutos”.
Y esta obra es el nuevo fruto intelectual de
esta tierra.
Guadalupe, 11 de abril de 2013
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Gerson Ramírez Avila (Laredo, La Libertad, 1969)
Licenciado en lengua y literatura por la Universidad Nacional
de Trujillo (UNT). Profesor del Departamento de Letras de la Universidad Privada
del Norte, en Trujillo. Ha publicado los libros de cuentos Expediente secreto (2003), Los
intrusos (2004), Cenaremos en Madrid (2009), Cuentos de la Campiña(2012), y la novela El Oráculo de Diofanto (2013).
Miembro
del Grupo Cultural Papel de Viento y
del Frente de Escritores de La Libertad.
Ha
sido incluido en la muestra Narrativa de
la libertad (Ediciones Altazor, 2009). Sus cuentos y crónicas se han
publicado en los diarios La
Primera y La
Industria de Trujillo, y en el blog Marea Cultural.
Segundo
premio en cuento en el IV Juegos Florales Luis Hernández Camarero de la UNT (1994). Primer Premio en
cuento en el V Juegos Florales Luis
Hernández Camarero (UNT, 1996)
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