POESÍA Y CIENCIA, EL MISMO CORAZÓN
No sé que salto de qué canguro mágico puso en
Ayacucho a Jhon Ersh, ciéntífico australiano. John , con el cabello cayéndole
en la frente, cantaba en quechua en el
centro de la oscuridad de una habitación abovedada, pulsando una guitarra de la
que brotaban huaynos embriagados de ausencias mientras en la otra habitación, el joven antropólogo Salvador Palomino, incrédulo,
emocionado huérfano pajarillo, lloraba.
Algo extrañamente memorable le pasó al
físico-matemático chileno Nicanor Parra, allí, en Ayacucho. Nicanor, hermano de
Violeta, no cantaba pero cómo exponía premisas para llegar a emocionarnos con sorprendentes y contundentes versos de su anti poesía.
Nicanor tampoco guitarreaba, pero cómo devoraba
los tunales de una gentil campesina en las mañanas y en las tardes los panes, al pie de un horno
en la calle Alameda.
El día que se conocieron el músico Ersh y el poeta Parra se fueron a un salón de
clases, tizas en manos, a discrepar apasionadamente repletos
de fórmulas y ecuaciones respecto a los orígenes de los genes humanos.
Luego de esta clase maestra inconcebible Nicanor se
puso a cantar cuecas y Jhon le replicó con huaynos. Leyendo y aprendiendo la Nostalgia de barro del poeta físico- químico- matemático Robert Jara ,
jugando junto a él con sus viejos
caracoles en su entrañable Guadalupe, es
que recuerdo a estos inmensos amigos y concluyo en que la ciencia y la poesía tienen
el mismo corazón.
Lo demuestra esta nostalgia:
“El arado quedóse atrás, añorando surcos, morenas
trenzas que jamás se besan. Azucarados labios que exhalan aromas y memorias. La
añoranza grafica surcos en la tierra. “
Gracias Robert
Jara por revelarnos los secretos de la imaginación. No se detenga.
Siempre nos hace falta una canción.
Lima, octubre del 2013
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Reynaldo Naranjo García (Lima, 1936).
"Miembro de la generación del sesenta, es uno
de los poetas más originales del Perú, al decir del gran poeta Juan Gonzalo Rose. De él se dice que rescata del cofre de la
palabra diaria todo lo que pueda tener de belleza para convertirla en palabra
poética. Ya desde los primeros años de los sesenta, las primeras antologías que
publican Sebastián Salazar Bondy, Alberto Escobar y especialmente Javier
Sologuren, el gran poeta y editor de la serie La
rama florida, consideran a Reynaldo Naranjo como uno de los grandes
creadores. Su libro Júbilos obtuvo el Premio Nacional de Poesía 1965.
Es también fundador de diarios como La
República y Hoy y dirige con éxito la revista
especializada en periodismo y cultura general Talleres de Comunicación."
Fue el escritor que le delvolviera la (son)risa a César vallejo (Producto de este trabajo de investigación que auspiciara la UNESCO en 1978, nació el libro César Vallejo en el siglo XXI)
"Yo vivía en París en 1975 y me reunía
mucho con Julio Ramón Ribeyro, que era agregado cultural del Perú en Francia. Y
de ahí partió la idea de reconstruir el itinerario de Vallejo en Europa. Visité
los dos cementerios donde peregrinó su muerte. Pude entrevistar a Alejo
Carpentier, entonces agregado cultural en Francia; a Elsa Henríquez, hija de
Helba Huara, que era la compañera de Gonzalo More, el más íntimo amigo de
Vallejo. Cuando dicen que César Vallejo murió abandonado, de hambre, es
mentira. En los archivos de la Embajada del Perú en Francia, yo pude rescatar
algunos documentos. Está la relación manuscrita del secretario de la Embajada
que llevó las cuentas de lo que gastó la Embajada del Perú y el Gobierno
peruano en los cuidados de Vallejo. Quizá al único escritor que el Gobierno
peruano ha querido tanto ha sido a Vallejo.
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