Robert Jara, el poeta del canto nostálgico, en búsqueda de la identidad
cultural peruana
Por Jorge Flores Chávez*
Robert Jara ha vuelto a inquietar nuestros
lares con su poemario Airport.
La propuesta inicial, ofrecida por Jara
en Nostalgia de barro en donde el
análisis de nuestra idiosincrasia taladra nuestros genes, es una denuncia que
propone una mirada en nuestras raíces ancestrales a fin de generarnos un banco
de valores ciudadanos comunes. Es el poemario en cuyas partes: Cantata
al silencio, impregnado de una extraña musicalidad y una dulzura
ancestral, de principio a fin, nos presenta a su terruño, sus costumbres donde
el consuelo y la paz por compartir un territorio es una sensación que fortalece
y engrandece al espíritu. En Los
abuelos de mis abuelos, orgulloso, canta a nuestra incipiente identidad
nacional y recurre a José María Arguedas y a Julio Ramón Ribeyro para apuntalar
aciertos sobre nuestra interculturalidad.
La parte final, titulada Nostalgia de barro, es una evocación
a la mejor etapa de vida: la infancia; sin tantas preocupaciones, pero siempre
embebida en destacar costumbres heredadas de nuestra cultura ancestral.
En Airport, la propuesta primigenia, se torna orgánica; pues está
encaminada en el mismo sentido, pero basado en la asimilación cultural; es
decir, pasa de la denuncia a la acción, al compromiso y propone transformar las
taras que nos dejó la conquista a partir del sano proceso de transculturización
que se nutre de nuestras raíces ancestrales. Todo el poemario está pletórico de
los dilemas existenciales que sufre este nuevo hombre peruano que muchas veces
emigra en búsqueda de nuevos horizontes culturales y económicos. El proceso
mental que se opera en el yo poético está lleno de nostalgia de su familia, sus
costumbres y su pueblo.
Desde que los poetas malditos le
prestaron a Rubén Darío el simbolismo de la poesía, adosada a ciertas palabras,
esta influencia se ha venido presentando de manera constante en el mundo de la
poesía. Si el modernismo de Darío la asimiló para adosarla al parnasianismo y
hacerla musical; el mejor vanguardismo la usó para preñar a las palabras de
conceptos e ideas que generen una saludable y frondosa polisemia. Vallejo la asimiló
y entonces su poesía se elevó a niveles de genialidad. Robert Jara, en Airport,
ha logrado insuflar a su poesía de este
uso estético de la palabra. Hacer de sus palabras el primer ladrillo de una
metáfora conceptual. Trabaja con ideas e imágenes visuales que se refuerzan
mutuamente. Fiel a su padre espiritual
le ha agregado a sus palabras el ritmo interno; un vehículo de emociones
humanas que permiten la sana fusión de donde brota la polisemia que todo buen
poema debe tener para vencer al tiempo; inexorable decantador de la buena y la
mala poesía.
Presumo que estamos ante una poesía
que por mucho tiempo estará vigente porque este proceso de fusión estética no
es fácil de lograr, pues no solo se necesita una sensibilidad especial para
generarla y otra para entenderla, sino porque el horizonte de expectativas
juega a su favor. Zimmermann, cita a Jauss para fundamentar el concepto de horizonte
de expectativas. Sostiene que se necesita de tres factores para determinar su
estructura: “… por las normas poéticas propias de cada género literario; por
las relaciones que aparecen implícitas en una obra con otras de algún período
histórico; por la oposición entre la ficción de la obra y la realidad.” En primer lugar, las normas poéticas de la
producción de Jara son del vanguardismo que prioriza la idea o fondo antes que
la forma. En segunda instancia, su propuesta mantiene relaciones de influencia
con la obra de Vallejo, Eguren, Oquendo
de Amat, Valdelomar, Arguedas, Ribeyro y Vargas llosa. En última instancia, por
el momento histórico de nuestro proceso social peruano, sumergido en un sistema
neoliberal a ultranza, en un contexto latinoamericano muy similar.
Atendiendo el horizonte de
expectativas, en su primer factor que determina su estructura, recurriremos a la
estética de la recepción, en contraparte a la estética de la producción, cuyo
sustento propone a un lector validador de la obra, pues comparte con el autor
algún código basado en algún criterio como la ideología, los prejuicios, las
costumbres, la religión o incluso un código estético, para que suceda la
recreación del texto y se produzca el goce estético.
Luis Morón Hernández en su trabajo
“Teoría literaria: Estética de la recepción literaria” cita
a Ibser cuando afirma: “…cuanto más indeterminación hay en un texto, mayor es la
participación del lector y de su imaginación que está destinada a llenar los
vacíos o los hiatos que existen en el texto y que incentivan el proceso de
lectura”. La poesía de Jara posee algunos lugares indeterminados que la hacen
especial. Voy a señalar a continuación algunos versos que se rebelan contra las
formas tradicionales y se proponen vanguardistas:
El pan con pan –con viento da alas prodigiosas
da
arcoíricos espejismos
Estos dos versos proponen que cuando
no hay con qué acompañar un pan para un pobre el solo hecho de saborearla
permite pensar en situaciones mejores, donde se comió con la familia o se pudo
acompañar con algo que la hace especial en alguna parte de nuestra infancia.
Como el pan con jugo que comieron los
muchachos de la generación de Robert Jara en Guadalupe pensando que era pan con
pavo y solo era con el juguito del aliño para este sánguche. Anécdota que
Robert describe en un relato corto. Todo
esto generado a partir de la palabra pan, del neologismo arcoíricos
y de la palabra espejismos; es decir, una metáfora
conceptual preñada de sentimientos.
No hay beso más beso
que la sangre bailando un aguacero de ritmos
El tema del amor en estos versos nos invita a reconocer las sensaciones
internas que se operan en las personas cuando se aman. Todo se perfecciona,
todo se transforma con el amor a lo nuestro, incluso una relación de pareja es
mucho más hermosa y trascendente cuando gustan de las mismas costumbres.
Jara trabaja con el tópico de la
nostalgia cuando se está lejos de la querencia, del calor del hogar y de los suyos y lo expone así:
El huso de la nostalgia me horada me puebla.
La palabra huso denota instrumento
para hilar; pero, connota rueda de la vida por la acción que este instrumento
hace en el proceso de afinación del hilo. Además, la propuesta de la “h”
connota ser humano y nos permite afirmar que solo la nostalgia puede quebrar a
una persona; porque no solamente nos llena de recuerdos, sino de costumbres de
nuestro pueblo, todo a través de la palabra puebla.
Ausencia es ausencia: ¡Al diablo si la pare un año luz o la pare un
milímetro!
Este verso connota que no es solo es el tiempo
la expresión de la ausencia sino la distancia.
Si está lejos la persona amada podemos sufrir tanto como cuando está a nuestro
lado y se nos muestra indiferente.
El tópico político también aparece en Airport
en versos como:
¿Qué será de aquellos muertos prematuros
que murieron sin que nadie notara su ausencia?
(…)
sobre esos huesos anónimos trato de zurcir o restaurar mi respiro
Nuestra historia está escrita con sangre indígena. Primero, durante el
deplorable encuentro de las razas que la historia pomposamente llama conquista,
bajo términos religiosos que te obligan a pensar a favor de los conquistadores;
pero esta razón es justo la causa que nos impide encontrar una identidad
cultural. La cual se puede desarrollar a partir del reconocimiento de los errores;
no de la negación de aceptar la verdad de los hechos. Últimamente, durante la
época que nuestra historia denomina época del terrorismo, se continuó sembrando
cadáveres entre la población más vulnerable de campesinos pobres que estuvieron
entre las dos líneas de fuego mortal. Jara
en este verso propone retomar nuestra cultura, en base a la verdad por muy
dolorosa que está sea; es decir a partir de “notar” esas ausencias, esas
muertes prematuras, esta verdad incómoda.
Una palabra propone el análisis de
qué quiso decir Jara y nos invita a un ejercicio mental para interpretarla; por
ejemplo, cuando analiza la realidad social:
El Perú se jodió cuando nació el pronombre
MIO
MIO es un pronombre que lleva tilde para
ser tal, si la propuesta es sin tilde la connotación es diferente. Esta
expresión casi vargasllosiana nos propone que el Perú se jodió cuando el
sentido de la propiedad privada se afincó en un pequeño grupo social de poder,
un grupo que no representa a la mayoría sino a algunas individualidades, por
eso no puede llevar tilde…por no estar generalizado la idea de propiedad
privada. Son muchos los versos bien logrados que proponen un análisis a nuestra
cruda realidad social y que no necesitan mucho esfuerzo comprensivo porque
están preñados de sensibilidad social
Pero ya ves
¡hay ruegos huérfanos de orejas!
Propuesta que denuncia cuando no se
atienden a los dilemas sociales. Realidad que vive nuestra patria por tantos
conflictos sociales que nos rodean.
¡Si tan sólo el hambre se comiera!
¡Si tan sólo la tristeza se vendiera!
Habría abundancia de ricos/ no urgiría ticket al autoexilio
Versos que ironizan a nuestra
realidad social como una propuesta para buscar nuestros destinos juntos; no
separados, sin que nuestros hijos deseen emigrar para lograr sus sueños.
¡Oh distancia que iguala y peruaniza!
¡Oh distancia si fueras presidente!
Este verso, en particular, es una
propuesta al retorno de quienes salieron de la patria y deben regresar a poner
orden. Propone que si nuestros gobernantes, hasta hoy, elegidos entre quienes
se quedaron, no hacen nada por cambiar las cosas es porque no saben cómo es
tratado un peruano en el extranjero, cómo se aprecia a un coterráneo fuera del
país y que esa persona, habiendo sufrido cosas indecibles está preparado por la
universidad de la vida para querer a nuestra patria y luchar sinceramente por
el desarrollo de ella.
El segundo factor, que casi no cuesta
fundamentar, es las relaciones que aparecen implícitas en una obra con otras de
algún período histórico. Jara pertenece
a esa estirpe de poetas que, nacidos en épocas diferentes, buscan
desesperadamente cimentar una nueva poesía social y literaria que enaltezca
nuestra identidad nacional. Desde que el choque brutal de las culturas se diera
en un lejano mes de octubre de 1942, hasta la fecha, las propuestas han sido
muchas, unas más sentidas que otras. Queda relegado de este recuento nuestro
primer mestizo, en tanto las finalidades de su producción, actualmente están
cuestionadas no solo por los productos de sus obras en sí, sino por los últimos
hallazgos históricos donde el Inca Garcilaso de la Vega queda casi como un
traidor a la causa peruana. Esta
ambigüedad socio cultural, de no saber a
quién apoyar si al vencido o al vencedor, ha de pasar factura a muchos poetas y
artistas de la época colonial y solo algunos han de salvarse. Melgar, por
ejemplo, que con un fondo propio, se acomoda a una forma prestada para decir lo
suyo y plantea la necesidad de liberarse del colonialismo español.
Manuel González Prada irrumpe, con su
realismo, denunciando las atrocidades del invasor chileno y le encuentra
explicaciones nada santas a la oligarquía peruana como la principal responsable
de nuestra debacle; mas no al indígena, a quien considera una víctima más de
este infortunio. Este pensamiento artístico filosófico encausará muchas
voluntades en la tan ansiada búsqueda de la identidad. A Nuestros indios de Manuel
González Prada le sobreviene Aves sin nido, de Clorinda Matto de
Turner, cuya temática se relaciona con las preocupaciones nacionales de esa
época y no es gratuito el enfrentamiento frontal con el clero de esa época
republicana y de que a pesar de ser narrativa el germen de la búsqueda de la
identidad está presente, como posteriormente lo estarán en Enrique López Albújar,
Ciro Alegría y José María Arguedas diferenciándose
en el uso del maniqueísmo en sus personajes en un orden de prelación invertida
pues estos últimos ya no lo aplicaron.
Pero este recuento es solo para la poesía
de modo que en el siglo XX, a diferencia del anterior, entra en crisis el
dominio del feudalismo en la inserción de la economía peruana y se produce un
sistema de semicolonia con el desarrollo de un capitalismo nativo dependiente
de uno supranacional. Nace Azucenas quechuas de Adolfo Vienrich
(1905), intelectual tarmeño, que propone “superar el oscurantismo, la
brutalidad y la ignominia que era incentivada por la Iglesia, los conservadores
y los terratenientes, todos ellos ajenos a los aguijones de la modernización
burguesa”. Otro escritor sureño, el puneño Gamaliel Churata, acompañado del
Grupo Orkopata, en su obra El pez de oro, asume una visión
comprometida con la cosmovisión aimara y con el indigenismo como temática
principal. Hasta el distinguido José Carlos Mariátegui resaltó su obra por considerarla poesía de
alma nativa vertiendo lo más genuino al castellano.
Si del vanguardismo peruano se trata son
muchas las personas que bajo esta corriente trataron de promover identidad
cultural. Solo he de nombrarlas a urgencias de la propuesta de Rosina Valcarcel
en Memoria
e identidad andina en la poesía peruana: César Vallejo, Carlos Oquendo de Amat, César
Moro, Xavier Abril y Martín Adán, pero también Emilio Armaza, Armando Bazán,
Federico Bolaños, Blanca Luz Brum, Enrique Bustamante y Ballivián, Mario Chávez,
Nazario Chávez Aliaga, Nicanor de la Fuente, Serafín Delmar (precursor de la
Literatura Social del Perú), Alberto Guillén, Alberto Hidalgo, Juan José Lora,
Rafael Méndez Dorich, César Alfredo Miró Quesada, Juan Parra del Riego, Enrique
Peña Barrenechea, Alejandro Peralta, Julián Petrovick, Magda Portal, Luis de
Rodrigo, César Atahualpa Rodríguez, José Varallanos, Adalberto Varallanos y
Juan Luis Velásquez.
Tocaré la influencia de la obra del cholo, en particular, en la poesía de Jara
porque ésta es notoria, y porque lejos de ser un lastre para Jara, es más bien
un estímulo apremiante en tanto retoma las metáforas conceptuales para
construir una nueva poética; y, claro, porque no deja de ser riesgoso
fundamentar una propuesta nada menos que en Vallejo, el icono más sólido de la
vanguardia peruana y latinoamericana. Jara nos dice:
80,000 mil respiros truncos en nombre del pan mal repartido
80,000 apagones jamás resarcidos
80,000 capullos y escalones
blancos
(como
la bandera que les debo)
Esta estrofa no solo nos muestra el
uso de la anáfora, sino que prima la hipérbole como una exageración poética que
logra introducirnos en situaciones de sencilla actualidad social. El aporte
novedoso de la propuesta vanguardista de Jara es, creo, influenciado por Apollinaire el mismo que sostenía que: "Los artificios
tipográficos llevados muy lejos con gran audacia tienen la ventaja de hacer
nacer un lirismo visual que era casi desconocido en nuestra época” La
diferencia es que la disposición visual del espacio no es solo para la vista,
Jara la usa para darle una pausa o para agregar, como una voz en off, una
acotación poética que ironiza, una sentencia
lírica que refuerza los versos o nos da un pensamiento en voz alta; en
este último verso la usa para intimar con el lector al decirle: sabes viendo esta realidad me siento culpable, les
debo esta bandera por omisión, por inacción y torna sumamente humano estos versos.
En otra estrofa propone:
En el paredón de los soñadores
restalla
el huraño futuro
quiebra historias patea culos
oficia velorio de vivos
¡el
futuro
no
es más que la suma de ahoras postergados!
Puede un lector avisado notar que la
disposición visual acota una sentencia y nos muestra a un poeta valiente que posee una emoción
autentica a usanza del Shulca; pero también podemos reconocer la contundente
sencillez de Oquendo de Amat; es decir una poesía que tiene una timbre humano,
un sabor vital nacido del sustrato andino común a todos los peruanos de este
momento social.
Eguren se hace presente con su
simbolismo exótico cuando el poeta nos afirma:
Vinieron en mi auxilio
las adas milagrosas de los barrios populares
Adas sin “h” simbolizan a las mujeres
pobres del pueblo que comparten hasta lo que no poseen con tal de continuar con
la vieja práctica del valor ancestral de la solidaridad tan andina, tan peruana. O el título de una sección de Aiport, SOLEDALIA
cuyo simbolismo es decididamente hermoso porque podemos unir los
sustantivos SOL, EDAD, DALIA y a través de ellos la plurisignificación se abre
como una flor en pleno apogeo.
La nostalgia imperecedera que se
encuentra en casi todos los versos de Jara en Airport, son de neta
influencia de Valdelomar hombre que claudicó de los paradigmas foráneos en pos
de la expresión íntima, de la voz delineada bajo el principio de la naturalidad.
Este poema en particular, creo que concentra toda esa terrible nostalgia de que
les hablo:
Hoy he visto esa piedra
Hoy he visto esa piedra, viejo, donde te
sentabas a rumiar tus tardes poco antes de doblarte y doblarnos. La vi con ojos
antiguos tras un mar de arcoíricos recuerdos.
Hoy su silencio desfallece al murmullo
inacabable de los hombres que chacchan al otro lado de tu ventana, junto al
adobe de barro telarañado, donde la risa ayer se desgranaba al compás de tu
voz, al compás de nuestras quenas y zampoñas. La guitarra, ¡ay!, de cuerdas
umbilicales…
¡Canta, Jarita, canta! Y tu voz se montaba al
aroma del lúpulo quebrado y se burlaba de la piedra y su silencio, el cual hoy
dictadoramente se ha instalado en tu rostro de niño, al otro lado de tu ventana
vaporosa de tanta agua bendita y tanto ojo consanguíneo.
Mientras tanto la negra, que me consolaba: el
gallo, cojudito, es negro de pena, ¿recuerdas?, más negra que nunca, se
columpia de su rosario, más querendona que nunca, sobre la tierra que indolente
te reclama.
Ay, burrito cojo:
¡Ojalá un día la muerte se muriera, carajo, a
ver si le gusta!
El último factor referido al momento
histórico de nuestro proceso social peruano, en la poesía de Jara,
específicamente en Airport, nos sumerge en un sistema neoliberal a ultranza, en un
contexto latinoamericano muy similar por cuanto todos emigran en busca de un
sueño que les permita nuevos horizontes para ellos y sus familiares. Algunos
han de lograrlo, otros volverán tristes por no hacerlo. La elección ganada por Trump propone para los
latinoamericanos un retroceso de incalculables consecuencias y que genera
desasosiego en todos quienes deben emigrar por las razones que sean. Todos
ellos han de converger en un punto de la tierra llamado aeropuerto, Airport,
en inglés. Todos ellos experimentarán los sentimientos detallados en este
poemario: dolor por la partida, por la incertidumbre del mañana, por la
ausencia de los familiares y amigos, por las costumbres dejadas en pos de un
sueño incierto.
Entraña para los peruanos un poemario
más que busca revalorar nuestra cultura a fin de cimentar una nueva identidad.
José María Arguedas propuso en El zorro de arriba y el zorro de abajo que
si llegamos a tener una identidad cultural esta ha de producirse en Chimbote,
porque observó que en ella convergían muchos peruanos de todas las zonas, de
todas las culturas que pugnaban por salir a flote en ese puerto y que brotó de
la nada en medio del arenal. Considero
que nuestro insigne narrador y sociólogo se equivocó por muy poca distancia, la
actualidad nos muestra a Trujillo como el lugar en donde debe aparecer este
suceso. En Trujillo se dan todos los presupuestos signados por Arguedas, más
uno en especial que no tuvo Chimbote y que puede ser el factor dominante: El
sustrato sociocultural. Nuestra ciudad ha sufrido muchos conflictos sociales,
culturales; tenemos al menos dos lenguas muertas que aún dominan nuestro
dialecto, el culle y el Mochica. Considerando estas raíces ancestrales, tenemos
gente que aún conservan sus costumbres en comidas, bebidas, música y artesanía.
Somos una ciudad con un fuerte sustrato social y cultural propio en donde convergen,
actualmente, de todas partes de nuestro territorio patrio. Jara nace en un
pueblo de origen Moche al cual, cariñosamente, llama Tierra Milenaria; su
poesía es genuina, sencilla, valiente, sincera, nutrida gracias a las metáforas
conceptuales y a sus acotaciones líricas que la sustentan. Es un buen canto
nostálgico y poético en búsqueda de nuestra identidad, ese es su derrotero, esa
es su misión, si ha de lograrlo solo el tiempo nos lo dirá, por lo pronto esto
es mi parecer: amén.
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recepción. Arco libros. Madrid
_______________
*Jorge Flores Chávez, Aricapampa, La Libertad. Escritor, crítico y docente universitario.
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