Tuesday, August 28, 2018

AIRPORT por Jorge Flores Chávez


Robert Jara, el poeta del canto nostálgico, en búsqueda de la identidad cultural peruana


Por Jorge Flores Chávez*

Robert Jara ha vuelto a inquietar nuestros lares con su poemario Airport.

La propuesta inicial, ofrecida por Jara en Nostalgia de barro en donde el análisis de nuestra idiosincrasia taladra nuestros genes, es una denuncia que propone una mirada en nuestras raíces ancestrales a fin de generarnos un banco de valores ciudadanos comunes. Es el poemario en cuyas partes: Cantata al silencio, impregnado de una extraña musicalidad y una dulzura ancestral, de principio a fin, nos presenta a su terruño, sus costumbres donde el consuelo y la paz por compartir un territorio es una sensación que fortalece y engrandece al espíritu.  En Los abuelos de mis abuelos, orgulloso, canta a nuestra incipiente identidad nacional y recurre a José María Arguedas y a Julio Ramón Ribeyro para apuntalar aciertos sobre nuestra interculturalidad.  La parte final, titulada Nostalgia de barro, es una evocación a la mejor etapa de vida: la infancia; sin tantas preocupaciones, pero siempre embebida en destacar costumbres heredadas de nuestra cultura ancestral.

En Airport, la propuesta primigenia, se torna orgánica; pues está encaminada en el mismo sentido, pero basado en la asimilación cultural; es decir, pasa de la denuncia a la acción, al compromiso y propone transformar las taras que nos dejó la conquista a partir del sano proceso de transculturización que se nutre de nuestras raíces ancestrales. Todo el poemario está pletórico de los dilemas existenciales que sufre este nuevo hombre peruano que muchas veces emigra en búsqueda de nuevos horizontes culturales y económicos. El proceso mental que se opera en el yo poético está lleno de nostalgia de su familia, sus costumbres y su pueblo.
Desde que los poetas malditos le prestaron a Rubén Darío el simbolismo de la poesía, adosada a ciertas palabras, esta influencia se ha venido presentando de manera constante en el mundo de la poesía. Si el modernismo de Darío la asimiló para adosarla al parnasianismo y hacerla musical; el mejor vanguardismo la usó para preñar a las palabras de conceptos e ideas que generen una saludable y frondosa polisemia. Vallejo la asimiló y entonces su poesía se elevó a niveles de genialidad. Robert  Jara, en Airport, ha logrado insuflar a su poesía  de este uso estético de la palabra. Hacer de sus palabras el primer ladrillo de una metáfora conceptual. Trabaja con ideas e imágenes visuales que se refuerzan mutuamente.  Fiel a su padre espiritual le ha agregado a sus palabras el ritmo interno; un vehículo de emociones humanas que permiten la sana fusión de donde brota la polisemia que todo buen poema debe tener para vencer al tiempo; inexorable decantador de la buena y la mala poesía.

Presumo que estamos ante una poesía que por mucho tiempo estará vigente porque este proceso de fusión estética no es fácil de lograr, pues no solo se necesita una sensibilidad especial para generarla y otra para entenderla, sino porque el horizonte de expectativas juega a su favor. Zimmermann, cita a Jauss para fundamentar el concepto de horizonte de expectativas. Sostiene que se necesita de tres factores para determinar su estructura: “… por las normas poéticas propias de cada género literario; por las relaciones que aparecen implícitas en una obra con otras de algún período histórico; por la oposición entre la ficción de la obra y la realidad.”  En primer lugar, las normas poéticas de la producción de Jara son del vanguardismo que prioriza la idea o fondo antes que la forma. En segunda instancia, su propuesta mantiene relaciones de influencia con la obra de Vallejo, Eguren,  Oquendo de Amat, Valdelomar, Arguedas, Ribeyro y Vargas llosa. En última instancia, por el momento histórico de nuestro proceso social peruano, sumergido en un sistema neoliberal a ultranza, en un contexto latinoamericano muy similar.  

Atendiendo el horizonte de expectativas, en su primer factor que determina su estructura, recurriremos a la estética de la recepción, en contraparte a la estética de la producción, cuyo sustento propone a un lector validador de la obra, pues comparte con el autor algún código basado en algún criterio como la ideología, los prejuicios, las costumbres, la religión o incluso un código estético, para que suceda la recreación del texto y se produzca el goce estético.
Luis Morón Hernández en su trabajo “Teoría literaria: Estética de la recepción literaria”    cita a Ibser cuando afirma: “…cuanto más indeterminación hay en un texto, mayor es la participación del lector y de su imaginación que está destinada a llenar los vacíos o los hiatos que existen en el texto y que incentivan el proceso de lectura”. La poesía de Jara posee algunos lugares indeterminados que la hacen especial. Voy a señalar a continuación algunos versos que se rebelan contra las formas tradicionales y se proponen vanguardistas:

El pan con pan –con viento da alas prodigiosas
                                                  da arcoíricos espejismos

Estos dos versos proponen que cuando no hay con qué acompañar un pan para un pobre el solo hecho de saborearla permite pensar en situaciones mejores, donde se comió con la familia o se pudo acompañar con algo que la hace especial en alguna parte de nuestra infancia. Como el pan con jugo que comieron  los muchachos de la generación de Robert Jara en Guadalupe pensando que era pan con pavo y solo era con el juguito del aliño para este sánguche. Anécdota que Robert describe en un relato corto.  Todo esto generado a partir de la palabra pan, del neologismo arcoíricos y de la palabra espejismos; es decir, una metáfora conceptual preñada de sentimientos.

No hay beso más beso
que la sangre bailando un aguacero de ritmos

El tema del amor en estos  versos nos invita a reconocer las sensaciones internas que se operan en las personas cuando se aman. Todo se perfecciona, todo se transforma con el amor a lo nuestro, incluso una relación de pareja es mucho más hermosa y trascendente cuando gustan de las mismas costumbres.

Jara trabaja con el tópico de la nostalgia cuando se está lejos de la querencia, del calor del hogar  y de los suyos y lo expone así:

El huso de la nostalgia me horada me puebla.

La palabra huso denota instrumento para hilar; pero, connota rueda de la vida por la acción que este instrumento hace en el proceso de afinación del hilo. Además, la propuesta de la “h” connota ser humano y nos permite afirmar que solo la nostalgia puede quebrar a una persona; porque no solamente nos llena de recuerdos, sino de costumbres de nuestro pueblo, todo a través de la palabra puebla.

Ausencia es ausencia: ¡Al diablo si la pare un año luz o la pare un milímetro!

 Este verso connota que no es solo es el tiempo la   expresión de la ausencia sino la distancia. Si está lejos la persona amada podemos sufrir tanto como cuando está a nuestro lado y se nos muestra indiferente.

El tópico  político también aparece en Airport en versos como:

¿Qué será de aquellos muertos prematuros
que murieron sin que nadie notara su ausencia?
(…)
sobre esos huesos anónimos trato de zurcir o restaurar mi respiro
                                                                       
Nuestra historia está escrita  con sangre indígena. Primero, durante el deplorable encuentro de las razas que la historia pomposamente llama conquista, bajo términos religiosos que te obligan a pensar a favor de los conquistadores; pero esta razón es justo la causa que nos impide encontrar una identidad cultural. La cual se puede desarrollar a partir del reconocimiento de los errores; no de la negación de aceptar la verdad de los hechos. Últimamente, durante la época que nuestra historia denomina época del terrorismo, se continuó sembrando cadáveres entre la población más vulnerable de campesinos pobres que estuvieron entre las dos líneas de fuego mortal.    Jara en este verso propone retomar nuestra cultura, en base a la verdad por muy dolorosa que está sea; es decir a partir de “notar” esas ausencias, esas muertes prematuras, esta verdad incómoda.

Una palabra propone el análisis de qué quiso decir Jara y nos invita a un ejercicio mental para interpretarla; por ejemplo, cuando analiza la realidad social:

El Perú se jodió cuando nació el pronombre
                                                                      MIO

MIO es un pronombre que lleva tilde para ser tal, si la propuesta es sin tilde la connotación es diferente. Esta expresión casi vargasllosiana   nos propone que el Perú se jodió cuando el sentido de la propiedad privada se afincó en un pequeño grupo social de poder, un grupo que no representa a la mayoría sino a algunas individualidades, por eso no puede llevar tilde…por no estar generalizado la idea de propiedad privada. Son muchos los versos bien logrados que proponen un análisis a nuestra cruda realidad social y que no necesitan mucho esfuerzo comprensivo porque están preñados de sensibilidad social

Pero ya ves
¡hay ruegos huérfanos de orejas!

Propuesta que denuncia cuando no se atienden a los dilemas sociales. Realidad que vive nuestra patria por tantos conflictos sociales que nos rodean.

¡Si tan sólo el hambre se comiera!
¡Si tan sólo la tristeza se vendiera!
Habría abundancia de ricos/ no urgiría ticket al autoexilio

Versos que ironizan a nuestra realidad social como una propuesta para buscar nuestros destinos juntos; no separados, sin que nuestros hijos deseen emigrar para lograr sus sueños.  

¡Oh distancia que iguala y peruaniza! ¡Oh distancia si fueras presidente!

Este verso, en particular, es una propuesta al retorno de quienes salieron de la patria y deben regresar a poner orden. Propone que si nuestros gobernantes, hasta hoy, elegidos entre quienes se quedaron, no hacen nada por cambiar las cosas es porque no saben cómo es tratado un peruano en el extranjero, cómo se aprecia a un coterráneo fuera del país y que esa persona, habiendo sufrido cosas indecibles está preparado por la universidad de la vida para querer a nuestra patria y luchar sinceramente por el desarrollo de ella.

El segundo factor, que casi no cuesta fundamentar, es las relaciones que aparecen implícitas en una obra con otras de algún período histórico.  Jara pertenece a esa estirpe de poetas que, nacidos en épocas diferentes, buscan desesperadamente cimentar una nueva poesía social y literaria que enaltezca nuestra identidad nacional. Desde que el choque brutal de las culturas se diera en un lejano mes de octubre de 1942, hasta la fecha, las propuestas han sido muchas, unas más sentidas que otras. Queda relegado de este recuento nuestro primer mestizo, en tanto las finalidades de su producción, actualmente están cuestionadas no solo por los productos de sus obras en sí, sino por los últimos hallazgos históricos donde el Inca Garcilaso de la Vega queda casi como un traidor a la causa peruana.  Esta ambigüedad  socio cultural, de no saber a quién apoyar si al vencido o al vencedor, ha de pasar factura a muchos poetas y artistas de la época colonial y solo algunos han de salvarse. Melgar, por ejemplo, que con un fondo propio, se acomoda a una forma prestada para decir lo suyo y plantea la necesidad de liberarse del colonialismo español.  

Manuel González Prada irrumpe, con su realismo, denunciando las atrocidades del invasor chileno y le encuentra explicaciones nada santas a la oligarquía peruana como la principal responsable de nuestra debacle; mas no al indígena, a quien considera una víctima más de este infortunio. Este pensamiento artístico filosófico encausará muchas voluntades en la tan ansiada búsqueda de la identidad. A Nuestros indios de Manuel González Prada le sobreviene Aves sin nido, de Clorinda Matto de Turner, cuya temática se relaciona con las preocupaciones nacionales de esa época y no es gratuito el enfrentamiento frontal con el clero de esa época republicana y de que a pesar de ser narrativa el germen de la búsqueda de la identidad está presente, como posteriormente lo estarán en Enrique López Albújar, Ciro Alegría  y José María Arguedas diferenciándose en el uso del maniqueísmo en sus personajes en un orden de prelación invertida pues estos últimos ya no lo aplicaron. 

Pero este recuento es solo para la poesía de modo que en el siglo XX, a diferencia del anterior, entra en crisis el dominio del feudalismo en la inserción de la economía peruana y se produce un sistema de semicolonia con el desarrollo de un capitalismo nativo dependiente de uno supranacional. Nace Azucenas quechuas de Adolfo Vienrich (1905), intelectual tarmeño, que propone “superar el oscurantismo, la brutalidad y la ignominia que era incentivada por la Iglesia, los conservadores y los terratenientes, todos ellos ajenos a los aguijones de la modernización burguesa”. Otro escritor sureño, el puneño Gamaliel Churata, acompañado del Grupo Orkopata, en su obra El pez de oro, asume una visión comprometida con la cosmovisión aimara y con el indigenismo como temática principal. Hasta el distinguido José Carlos Mariátegui  resaltó su obra por considerarla poesía de alma nativa vertiendo lo más genuino al castellano.

Si del vanguardismo peruano se trata son muchas las personas que bajo esta corriente trataron de promover identidad cultural. Solo he de nombrarlas a urgencias de la propuesta de Rosina Valcarcel en Memoria e identidad andina en la poesía peruana:  César Vallejo, Carlos Oquendo de Amat, César Moro, Xavier Abril y Martín Adán, pero también Emilio Armaza, Armando Bazán, Federico Bolaños, Blanca Luz Brum, Enrique Bustamante y Ballivián, Mario Chávez, Nazario Chávez Aliaga, Nicanor de la Fuente, Serafín Delmar (precursor de la Literatura Social del Perú), Alberto Guillén, Alberto Hidalgo, Juan José Lora, Rafael Méndez Dorich, César Alfredo Miró Quesada, Juan Parra del Riego, Enrique Peña Barrenechea, Alejandro Peralta, Julián Petrovick, Magda Portal, Luis de Rodrigo, César Atahualpa Rodríguez, José Varallanos, Adalberto Varallanos y Juan Luis Velásquez.

Tocaré la influencia de la obra del  cholo, en particular, en la poesía de Jara porque ésta es notoria, y porque lejos de ser un lastre para Jara, es más bien un estímulo apremiante en tanto retoma las metáforas conceptuales para construir una nueva poética; y, claro, porque no deja de ser riesgoso fundamentar una propuesta nada menos que en Vallejo, el icono más sólido de la vanguardia peruana y latinoamericana. Jara nos dice: 

80,000 mil respiros truncos en nombre del pan mal repartido
80,000 apagones jamás resarcidos
80,000 capullos y escalones
                                                   blancos
                           (como la bandera que les debo)

Esta estrofa no solo nos muestra el uso de la anáfora, sino que prima la hipérbole como una exageración poética que logra introducirnos en situaciones de sencilla actualidad social. El aporte novedoso de la propuesta vanguardista de Jara es, creo, influenciado por Apollinaire el mismo que sostenía que: "Los artificios tipográficos llevados muy lejos con gran audacia tienen la ventaja de hacer nacer un lirismo visual que era casi desconocido en nuestra época” La diferencia es que la disposición visual del espacio no es solo para la vista, Jara la usa para darle una pausa o para agregar, como una voz en off, una acotación poética que ironiza, una sentencia  lírica que refuerza los versos o nos da un pensamiento en voz alta; en este último verso la usa para intimar con el lector al decirle: sabes  viendo esta realidad me siento culpable, les debo esta bandera por omisión, por inacción y torna  sumamente humano estos versos.  

En otra estrofa propone:

En el paredón de los soñadores restalla

el huraño futuro
quiebra historias patea culos
oficia velorio de vivos

                       ¡el futuro
                        no es más que la suma de ahoras postergados!

Puede un lector avisado notar que la disposición visual acota una sentencia y nos muestra a  un poeta valiente que posee una emoción autentica a usanza del Shulca; pero también podemos reconocer la contundente sencillez de Oquendo de Amat; es decir una poesía que tiene una timbre humano, un sabor vital nacido del sustrato andino común a todos los peruanos de este momento social.

Eguren se hace presente con su simbolismo exótico cuando el poeta nos afirma:

Vinieron en mi auxilio
las adas milagrosas de los barrios populares

Adas sin “h” simbolizan a las mujeres pobres del pueblo que comparten hasta lo que no poseen con tal de continuar con la vieja práctica del valor ancestral de la solidaridad tan andina, tan peruana.  O el título de una sección de Aiport, SOLEDALIA cuyo simbolismo es decididamente hermoso porque podemos unir los sustantivos SOL, EDAD, DALIA y a través de ellos la plurisignificación se abre como una flor en pleno apogeo.

La nostalgia imperecedera que se encuentra en casi todos los versos de Jara en Airport, son de neta influencia de Valdelomar hombre que claudicó de los paradigmas foráneos en pos de la expresión íntima, de la voz delineada bajo el principio de la naturalidad. Este poema en particular, creo que concentra toda esa terrible nostalgia de que les hablo:

Hoy he visto esa piedra

Hoy he visto esa piedra, viejo, donde te sentabas a rumiar tus tardes poco antes de doblarte y doblarnos. La vi con ojos antiguos tras un mar de arcoíricos recuerdos.

Hoy su silencio desfallece al murmullo inacabable de los hombres que chacchan al otro lado de tu ventana, junto al adobe de barro telarañado, donde la risa ayer se desgranaba al compás de tu voz, al compás de nuestras quenas y zampoñas. La guitarra, ¡ay!, de cuerdas umbilicales… 

¡Canta, Jarita, canta! Y tu voz se montaba al aroma del lúpulo quebrado y se burlaba de la piedra y su silencio, el cual hoy dictadoramente se ha instalado en tu rostro de niño, al otro lado de tu ventana vaporosa de tanta agua bendita y tanto ojo consanguíneo.

Mientras tanto la negra, que me consolaba: el gallo, cojudito, es negro de pena, ¿recuerdas?, más negra que nunca, se columpia de su rosario, más querendona que nunca, sobre la tierra que indolente te reclama.

Ay, burrito cojo:

¡Ojalá un día la muerte se muriera, carajo, a ver si le gusta!

El último factor referido al momento histórico de nuestro proceso social peruano, en la poesía de Jara, específicamente en Airport, nos sumerge en un sistema neoliberal a ultranza, en un contexto latinoamericano muy similar por cuanto todos emigran en busca de un sueño que les permita nuevos horizontes para ellos y sus familiares. Algunos han de lograrlo, otros volverán tristes por no hacerlo.  La elección ganada por Trump propone para los latinoamericanos un retroceso de incalculables consecuencias y que genera desasosiego en todos quienes deben emigrar por las razones que sean. Todos ellos han de converger en un punto de la tierra llamado aeropuerto, Airport, en inglés. Todos ellos experimentarán los sentimientos detallados en este poemario: dolor por la partida, por la incertidumbre del mañana, por la ausencia de los familiares y amigos, por las costumbres dejadas en pos de un sueño incierto.
Entraña para los peruanos un poemario más que busca revalorar nuestra cultura a fin de cimentar una nueva identidad. José María Arguedas propuso en El zorro de arriba y el zorro de abajo que si llegamos a tener una identidad cultural esta ha de producirse en Chimbote, porque observó que en ella convergían muchos peruanos de todas las zonas, de todas las culturas que pugnaban por salir a flote en ese puerto y que brotó de la nada en medio del arenal.   Considero que nuestro insigne narrador y sociólogo se equivocó por muy poca distancia, la actualidad nos muestra a Trujillo como el lugar en donde debe aparecer este suceso. En Trujillo se dan todos los presupuestos signados por Arguedas, más uno en especial que no tuvo Chimbote y que puede ser el factor dominante: El sustrato sociocultural. Nuestra ciudad ha sufrido muchos conflictos sociales, culturales; tenemos al menos dos lenguas muertas que aún dominan nuestro dialecto, el culle y el Mochica. Considerando estas raíces ancestrales, tenemos gente que aún conservan sus costumbres en comidas, bebidas, música y artesanía. Somos una ciudad con un fuerte sustrato social y cultural propio en donde convergen, actualmente, de todas partes de nuestro territorio patrio. Jara nace en un pueblo de origen Moche al cual, cariñosamente, llama Tierra Milenaria; su poesía es genuina, sencilla, valiente, sincera, nutrida gracias a las metáforas conceptuales y a sus acotaciones líricas que la sustentan. Es un buen canto nostálgico y poético en búsqueda de nuestra identidad, ese es su derrotero, esa es su misión, si ha de lograrlo solo el tiempo nos lo dirá, por lo pronto esto es mi parecer: amén. 

  
BIBLIOGRAFÍA

Valcárcel Carnero, Rosina. (2010. 2014)  Memoria e identidad andina en la poesía peruana.  Pasto Colombia.  LAMULA.PE 
Recuperado el 12 de octubre del 2016.

Morón Hernández, Luis. (2006)  Teoría literaria: Estética de la recepción literaria    
Recuperado 13 de octubre del 2016.

Soni Soto Araceli. (2009)  Teoría de la recepción. Fundamentos teóricos y metodológicos. Hermenéutica y Literatura.  https://aracelisoni.wordpress.com/2009/08/23/teoria-de-la-recepcion/                                             
Recuperado 14 de octubre del 2016.

Jauss, H.R.  (1987). Historia de la literatura como una provocación a la ciencia literaria.

Rall, Dietrich. (comp)  En busca del texto. Teoría de la recepción literaria. Trad. De Sandra franco. México: UNAM.

Zimmermann, Bernhard (1987) El lector como productor: en torno a la problemática del método de la estética de la recepción” en Estética de la recepción. Arco libros. Madrid



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*Jorge Flores Chávez, Aricapampa, La Libertad. Escritor, crítico y docente universitario.

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