Saturday, January 31, 2009

A ojo de buen turista...

Cuando se visita un lugar por un par de días, con la convicción de que se es turista, lo que prima es la mirada condescendiente, la mirada acrítica, la mirada exenta de compromiso, la mirada que se extasía con el lado bueno del lugar. El turista desvía la mirada de todo aquello que podría restarle música, color…. El turista no va a gastar su dinero, que con tanto esfuerzo ahorró, en apropiarse del dolor que emana el lugar. El turista, por definición, va en busca del lugar propicio para tomar la foto del recuerdo (¿quien va de paseo al lado oscuro y triste de la ciudad?), y poder así armar el álbum que ha de enseñar con orgullo a los amigos. El turista no sale en busca de lo que sobra en casa, si no de lo que escasea en ella (recordemos que el ser humano tiene la falsa convicción de que la felicidad nos espera a lo lejos: es menos doloroso que creer que no existe) Sería contraproducente creer que el turista promedio vaya exclusivamente a determinado lugar a mortificarse la vida. El turista, en suma, es un ser que escapa a su cotidianeidad en busca del bálsamo ofrecido, del paraíso. Si no, ¿por qué creen que en el circuito turístico no se incluye el lado triste del lugar? ¿Quién ha encontrado un folleto de promoción turístico donde se ofrezca a todo color el lado triste del lugar? La respuesta, obvia es: por que el lado triste del lugar no es para el turista, el lado triste del lugar es propiedad exclusiva de lugareño, del ciudadano de a pie. ¿Y el lugareño, es hipócrita por hacer esto? No, lo que pasa es que el turista sólo compra el lado feliz del lugar, y punto. El día que el turista voltee la mirada, y la fije, sin el ánimo hedonista y con compromiso, en el lado triste del lugar, ese día el turista habrá dejado de ser tal para convertirse en un lugareño más. Ese día su mirada habrá dejado de ser lanzada desde la otredad, desde la extrañeza, desde la enajenación, desde el hedonismo; ese día su mirada habrá salido desde las entrañas del lugar mismo. Ese día, simplemente, el hombre habrá hecho suyo el lugar y el lugar habrá hecho suyo al hombre. Entre el hombre y el lugar se habrá tendido un puente de comunión. Hombre y lugar respiran dentro de la misma caja de resonancia.

El turista está predispuesto a gozar el lugar; el lugareño, ha sufrirlo. El turista arriba con la mirada fresca, con la expectativa intacta depositada en el lugar. Si el turista se topa con el lado triste del lugar, por casualidad o por una extraña (¿torcida?) convicción, se conmoverá como todo ser humano; pero por más desafortunada que le resulte la experiencia, el pesar resulta amortiguado enormemente gracias a la certeza de que pronto todo quedará atrás, transformado en recuerdo olvidable. El lugareño tiene la certeza también, pero de que el lado triste seguirá allí como una extensión indesligable de su existencia.

Sino es así: ¿por qué el turista no se fotografía en el lado triste del lugar?

Saturday, January 24, 2009

del wayno a la chicha...

Hay sabor de lluvia en ser garganta
voluntaria de la cultura popular
de los pueblos
El wayno...
La musica del perú prehispanico estuvo intimamente ligada al quehacer diario del pueblo; los musicos se unían uno a uno con sus quenas, tambores y zampoñas para celebrar la cosechas y agradecer a la tierra, para llamar a la lluvia, para rendirle culto al sol, a la luna, para festejar la victoria de una batalla, o para despedir a sus muertos; uno a uno se acoplaban al acto e "improvisaban"; el ensayo, la "pose", son propios de la música de salón, la cual no cabía en aquella idiosincracia. Lo importante era que hubiera un sentimiento hecho ritmo, canto y melodias para que las ceremonias y fiestas no resultaran siendo seres de alma mutilada.

La "música autoctona" era sentimiento, percusión (tambores, palmas, palos, chacchas...) y vientos (quenas, zampoñas, pututos...) El compás ceremonial, quebrado y festivo del tambor, las tonadas pentatónicas de los vientos, y el sentimiento panteista del músico, la impregnaron de aquel saborcito melancólico, nostálgico, telúrico y profundo que aún hoy la caracterizan por más que pretenda alegría.

De la gran variedad de ritmos que se ejecutaron en el perú prehispanico, el wayno, de alegre ritmo y dulzona tonada, se coronó como el "inca" de los ritmos. Y con él como aliciente fraterno, como hermanita tanto de jolgorios y velorios, la rica "chicha", la "colla" de los tragos. A este dúo se unió la "coca", segun la visión peruana, la hojita sagrada. Y desde entonces aquel trío, al cual se le suele tildar de pagano despectivamente desde la optica "moderna", se convirtió por antonomasia en el aliciente infaltable de toda ceremonia del perú antiguo.

Que se le intente tildar de borrachos, coqueros y paganos, por que veneraban a sus dioses reventando chicha, chacchando coca, cantando y zapateando waynos, nos tiene sin cuidado de no venir de una garganta que hable sin olvidar ubicarse en la antigua idiosincracia peruana. Y aun que no fuera así, estos practicas que sonrojan a muchos resultarían infinitamente enanas ante la grandeza cultural que nuestro pueblo milenario ha legado al hombre del mañana. Sin embargo yo, he desvelado este "trío peruano", por que pretendo apartir de él arribar al "trío peruano" de hoy.

Los pueblos preincas, desperdigados a lo largo del tiempo y suelo peruanos, casi independientemente terminaron teniendo a la chicha, al wayno y a la coca como el trío privilegiado de sus ceremonias. Y es que compartían, sin saberlo, el mismo cariño por la pachamama, el mismo tono animista y panteista del alma, y los "mismos" retos de la vida cotidiana.

Y es por eso, cuando el pueblo inca, que acunaba en el cuzco, durante su campaña expansionista no encontró choques ni barreras insalvables de índole cultural e idiosincrático, lo cual dista y contrasta gravemente al choque violento causado por la tenaz resistencia que ofrecían los pueblos defendiendo su autonomía. La afinidad cultural no le garantizó a los incas una fusión cultural pacífica, y terminaron, en su afan imperialista, violentando bruscamente otras autonomías.

Gracias a la homogenea cosmovisión andina del peru antiguo, el wayno, la chicha y la coca (y muchos elementos culturales más), lejos de desaparecer tras los rios de sangre, fueron completamente asimilados por el pueblo inca( esto diferencia un espirítu colonizador de un espiritu conquistador) El perú dejo de ser una tierra habitada por muchos pueblos aislados para convertirse, bajo el mando del "inca" y el complejo sistema de caminos, en una gran estado.

la ruptura (1532)...
Cuando los españoles llegaron al perú, en 1532, no solo violentaron la voluntad autonómica del pueblo inca, si no que pareciera que se ensañaron y dedicaron a borrar todo testimonio cultural del pueblo sometido. Los incas fueron conquistados; no recibieron con la misma moneda, si no con una mas grande y perversa que durante su expansion imperialista desconocían; pues los incas nunca se creyeron superiores a sus comtemporaneos, si no salvo en el aspecto guerrero. Pero ellos no gozaron de este privilegio, y fueron tildados por los conquistadores como "seres inferiores", lo cual apriori los absolvía y comulgaba del trato inhumano que darían a los antiguos peruanos. Con esta cantaleta de "superioridad dogmática", parida en el momento mismo de la conquista, los españoles machacaron la conciencia del peruano durante los tres siglos de permanencia en perú; tres siglos soportando la treta psicologica, tres siglos machacando que lo indigena era malo y lo español bueno, poco a poco, generacion tras generacion se fue deslizando hacia el subconciente peruano de hoy, hasta integrarse a él. Y hoy como un acto reflejo, y amplificado, muchos peruanos terminan desdeñando lo peruano y apegandose a lo foraneo.

La presion de esta "treta psicologica" definió la marginalidad o no marginalidad cultural y los estereotipos durante el perú hispanico. En este sentido la música traida por los españoles sería la de más alto valor y la musica autoctona o prehispánica, la de más bajo; mientras que el de los ritmos, mixtura de elementos indigenas y españoles, siempre caerían entre ambos valores: su ubicación depende de qué elementos predominan. La escala estetica en realidad había sido sustituída por una burda escala social.

Parece mentira, pero la suerte de desaptación climatica sufrida por los españoles nos valió la supervivencia de nuestro wayno: el clima serrano hacía huir a los españoles, por lo que el wayno se pudo mantener vivo en esta region; mientras que el clima costeño los abrazaba acogedoramente.
(...)