Conocí a Antonio Escobar Mendívez cuando ambos estábamos en el colegio “Raymondi” de Pacasmayo. Ese es el único tiempo en que he sido su profesor. Después él lo ha sido para mí. Profesor de poesía, de bondad, de vida, de serenidad, de alegría, de ideales y de nobleza. Profesor, en fin. Profesor poeta que es la única forma de ser lo uno y lo otro. Sin que él se enterara, me enseñó que soñamos porque antes hemos escrito y escribimos porque antes hemos vivido. Creo que esa es la relación que, sabiéndolo o no, todos tenemos con él.
Eduardo González Viaña
Salem, Oregon
1 de abril del 2007
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