No hay peor ciego que aquél que no quiere ver
—dicho popular—
—dicho popular—
Entrando a la ciudad de Guadalupe[2], por el lado sur, nos topamos con el emblemático Cerro Azul; cerro que a lo lejos parece un cerro sólido y largo tendido sobre la arena; cuando en realidad es una cadena montañosa.
Hay cosas en la vida que ignoramos que existen hasta que alguien nos avisa. Esto, justamente, sucede con El Simio Durmiente de Guadalupe. ¿Lo ha visto usted alguna vez? ¿Sabía usted de su existencia? ¿Ha oído usted alguna vez hablar de él? Si dice que sí, miente; de lo contrario, usted ha leído u oído la letra de la canción Tierra Milenaria[3], donde se consigna por primera vez su existencia.
No sólo el hombre sabe dibujar, la naturaleza también sabe hacerlo. Y cuando lo hace, lo hace con sutil maestría. El Simio Durmiente de Guadalupe confirma esta teoría.
A lo lejos, la silueta del cerro azul,
parece la silueta de un simio acostado
de espaldas sobre la arena…
Pareciera que se ha quedado dormido
contemplando el firmamento…
Si Tingo María tiene su Bella Durmiente; Huánuco tiene su Inca Dormido; Huaraz tiene su Mapa del Perú; etc.; Guadalupe tiene su Simio Durmiente. Estas formaciones artísticas naturales si bien no son obvias, apenas le exigen al observador cierta dosis de predisposición, imaginación y paciencia para permitirle ver su belleza. Una vez usted se atavía de estos elementos, al fin, podrá ver cómo la silueta del Cerro Azul va tomando, ante sus ojos incrédulos, la silueta de un simio durmiente en todo su esplendor, con tal nitidez, que le será imposible creer que El Simio Durmiente ha estado allí, tendido sobre la arena, desde siglos antes, y usted no tuvo ni la más mínima idea. Tal será el impacto de su descubrimiento, que usted no volverá a ver jamás al Cerro Azul tal como lo había visto antes; El Cerro Azul será, desde entonces, El Simio Durmiente.
El Simio Durmiente[4] es un recurso turístico natural, nuevo —aunque milenario— y diferente, que no demanda millones para ponerlo en valor, demanda apenas una mirada. El Simio Durmiente, es un recurso turístico —ciudadanos, autoridades— destinado a convertirse, si así la buena fe lo quiere, en una postal turística emblemática de la milenaria ciudad de Guadalupe.
El Simio Durmiente[4] es un recurso turístico natural, nuevo —aunque milenario— y diferente, que no demanda millones para ponerlo en valor, demanda apenas una mirada. El Simio Durmiente, es un recurso turístico —ciudadanos, autoridades— destinado a convertirse, si así la buena fe lo quiere, en una postal turística emblemática de la milenaria ciudad de Guadalupe.
Usted tiene la última palabra[5].
Apéndice[7]:
[1] Homenaje simbólico a mi pueblo en su cumpleaños.
[2] Guadalupe Digital
[3] Canción compuesta a inicios de los ’90 [Robert Jara]
[4] Las fotos fueron tomadas desde Semán.
[5] Si usted cree que este hallazgo vale la pena, difúndalo. Envíe el texto a todos sus amigos.
[6] [tonko@hotmail.com] [robertjara.blogspot.com]
[7] Versiones a lápiz de las fotos panorámicas presentadas a lo largo del texto, en las cuales se ha resaltado la silueta del Simio Durmiente. Es importante notar junto al Cerro Azul la omnipresencia del Cerrito Namul —el otro cerro emblemático de Guadalupe—, su eterna pareja.
2 comments:
Sí, chusco, parece la silueta de un simio... A menos que sea el rey inca de la elegía anónima por la muerte de Atahualpa, ¿recuerdas? Un abrazo hermano....
Nada es real... hasta que se le observe. No importa si viste lo que quisiste o viste lo que yo quise que vieras.
Chuscamente...
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