Tuesday, December 18, 2012

Miguel Arbildo Ramírez


Un hijo distante

—No te dejes, hombre. Tú eres más grande que ellos…
—No se trata de que soy más grande.
—¿Entonces de qué?
—Entonces nada…
—¡Si sigues de gafo, te tendrán de bombo cuantas veces quieran!

No había modo de lograr que cambie de actitud, a pesar de que con los ojos clamaba que lo dejen tranquilo. Parecía mentira que, él, siendo grueso y tosco no se haya hecho respetar desde el día que llegó, por primera vez, a nuestra aula de sexto.


Al comienzo lo veíamos arrinconado en una carpeta rota. Cuando le preguntamos cuál era su nombre, respondió con una voz que se le caía: “Teodoro Cubillas”. Y todos soltamos la risa diciéndole: ¿Escobilla, dices?


Días después le pusieron apodos, y en vista de que él no decía nada, probaron con insultarle. Lo único que consiguieron fue entristecerle aún más la mirada. Entonces agarraron de costumbre jalonearlo y colgarse por su espalda hasta tumbarlo. Allí en el suelo le hacían cargamontón, entre una bullarada que no había cuándo termine.

—¡Ya déjenlo, pue, no lo frieguen!
—¡Tú cállate! ¡Quieres que te apachurremos también!


Tenía que existir un modo de acabar con su martirio. Me propuse mostrarle el valor de la dignidad. Por lo menos eso. Entonces trabé una amistad con él. “Aquí en la costa, tienes que ser bien vivo. Como habrás visto, aquí nadie se deja fregar, ni el grande ni el chico”. Le contaba historias de personajes heroicos que yo había visto en la televisión. Mientras él me escuchaba, sus ojos revivían. A veces, parecía convencerse de que valía la pena proceder a lo macho y no dejar que se le ponga la mano encima. “Claro pues, Teodoro, así tiene que ser, hombre...” Sonreía, él, sin mirarme a la cara.


Una tarde, mis compañeros de aula lo agarraron a empujones y puñetes. Teodoro apretó la boca, se cubrió la cara con los brazos. ¡Devuélveles, Teodoro, devuélveles! Pero él, en seguida, les ofreció el espinazo. Pujaba como si desde adentro le brotara un antiguo dolor. Al fin lo dejaron todo una lástima.
—Esto no debe quedar así. Lo que te hicieron, no es justo…

Ahora él caminaba callado. Fuimos por una calle borrosa hasta llegar a su casa de adobe. Entramos en uno de los cuartos. En el suelo, había un colchón cubierto con un poncho.

—¿Tu mamá?
—Está lejos. Acá vive mi papá con otra mujer. Todavía no vienen del trabajo, seguro...
El silencio se nos interpuso un momento.
—Oye… la próxima vez que te peguen me meteré a defenderte. Vas a ver...
Teodoro prendió la mirada en el suelo.
— No vale armar pleito— dijo.
—¿Y qué quieres… aguantar maja todo el año? ¡Cobarde, eres; ya me di cuenta!
—No soy cobarde…
—¡Claro que eres cobarde! ¡En verdá no mereces que yo sea tu amigo!
Teodoro tragó saliva.
—No sabes lo que hablas— murmuró.
—¡Claro que sé! ¡Y veo aquí a uno que, además de tarado, parece una mujercita…!
Por primera vez Teodoro me miró resentido, batallando por contener sus lágrimas. Fue a buscar entre sus ropas. Sacó un papel doblado y me lo dio, diciendo:
—Lee.
—¿?
—¡Lee!
Desdoblé el papel, y leí lo siguiente:


huancabamba 13 de julio de 1986


teodoro ijo de mi alma son meses que de ti no se nada no sabes cuanto te estraño as de estar por chiclayo sufriendo y me duele mi corazón que estes aya lejos entre la familia de tu padre


pero hisistes bien al enfrentar aqui a tu padrastro machete a machete hisistes bien ya que el te majaba desde que eras mas churre como lo dejastes manco te anda buscando para la revancha pero no quiero que lo enfrentes ijo, estate por aya asta que el tiempo lo cure todo


no haigas de estar abusando de tus compañeros de escuela tu eres bueno ijo y acuérdate que te quiero como nadies


se despide con un fuerte abrazo tu mama que te quiere mucho


remigia carrasco

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Miguel Arbildo Ramírez (Chiclayo, 1976)

Su niñez transcurre en el distrito la Victoria, donde acopió experiencias frescas y grises, que han pincelado a la mayor parte de su obra. Desde el año 1988 radica en Guadalupe. Se graduó de profesor de lengua y literatura en el ISPP. David Sánchez Infante de San Pedro de Lloc; y posteriormente, de Licenciado en Educación en la universidad Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque. Dentro de su creación cabe mencionar sus obras: El jilguero y otros cuentos, Ruiseñor lejano (cuentos), Brío celta (novela corta). Pertenece al grupo literario Namul desde el año 1997.  Primer puesto categoría cuento en el concurso internacional de novela, cuento y poesía Emiliano Niño Pastor & Ezra Pound

(edición VII, 2012). Actualmente se desempeña como docente de nivel secundario y superior. E-mail: robinmaar@hotmail.com
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