Wednesday, August 22, 2018

NOSTALGIA DE BARRO por Diomedes Morales


NOSTALGIA DE BARRO Y LA POESÍA POPULAR

Diómedes Morales Salazar[1]

"Nostalgia de barro"[2]  es el primer poemario de Robert Jara Vélez[3]. El libro está dividido en "Cantata al silencio", "Los abuelos de mis abuelos" y "Nostalgia de barro" que, aparentemente, son tres poemarios independientes, pero están ligados íntimamente por "un conjunto lírico en el que la vibración terrígena y las inquietudes de la técnica son la mejor amalgama para comprender el corazón de este poeta enamorado de sus raíces", como dice Ricardo Ayllón. Pero el título alude al recuerdo y, por ende, contiene la contradicción pasado-presente, cuyo devenir histórico al poetizar la experiencia vivida produce metáforas que se las puede degustar una a una y que, hilándolas, aparece la cruda realidad que afronta el ser social de nuestra patria.

Dice, por ejemplo: "Pueblito/ acurrucado miras cómo juega/ el viento con el polvo/ y cómo/ te cosquillan/ los huraños remolinos" (p. 11). Este "pueblito acurrucado" es el distrito de Guadalupe, provincia de Pacasmayo, tierra natal del poeta, donde el viento juega con el polvo y "cosquillan/ los huraños remolinos". Surgiendo así otra contradicción entre el "pueblito acurrucado" y "los huraños remolinos". Pero, el diminutivo "Pueblito", que reitera con la letra "p" mayúscula y minúscula a lo largo de casi toda la Cantata al silencio, significa, para mí, además de "Pueblo" (con mayúscula), también "niño" (con minúscula), refiriéndose, por eso, al niño-ser que en sí es la infancia vivida por el poeta. Resultando, así, que el "pueblito acurrucado", además del barrio-vivienda, es también el niño-ser, o sea la experiencia vivida por el ser social.

De ahí la riqueza de la metáfora y, sobre todo, la contradicción vivencial entre el pueblo-niño "acurrucado" y "los huraños remolinos" que le "cosquillan" al ser-niño y al barrio-vivienda. Por eso, el significado de "Pueblo", contrario también al de "Ciudad" que se refiere solo al casco urbano habitado por la población en general, aquí tiene connotaciones económicas, políticas y sociales que se sustentan en la dicotomía de pueblo igual pobreza, porque en el Perú las carencias urbanas son también carencias económicas y sociales. Y en ese sentido, la palabra "pueblo" abarca solamente a los pobres de la ciudad y del campo, y no a los ricos con quienes constituyen la contradicción radical en el periodo histórico de la revolución democrático-burguesa. Surgiendo, de este concepto, también el de "arte popular"; pues, la "poesía popular" se refiere exclusivamente a la poesía que contribuye a la lucha de clases de este periodo histórico;
el cual, en el Perú, concluyó ya con la Reforma Agraria de Juan Velasco Alvarado.

Y la Cantata al silencio, Los abuelos de mis abuelos y Nostalgia de barro cumplen con el primer requisito de la poesía popular revolucionaria, o poesía de izquierda, que es la denuncia de la explotación del hombre por el hombre; y, en este caso, la explotación laboral del niño trabajador. Porque, "Pueblito/ apenas el sol despereza/ y los gallos/ trizan el silencio/ se cuela/ por tu tímida penumbra/ un coro de pasitos/ laboriosos y apurados/ hundiéndose/ en la hacienda" (p. 12). Tal la denuncia, pues quienes hemos sido niños obreros sabemos perfectamente lo que significa ese "coro de pasitos/ laboriosos y apurados", ya sea de palaneros o canillitas, lustrabotas o mandaderos, etc., que después de la faena aquellos "Pasitos plomos/ se destejen/ por hondas callejuelas/ caras de guatopas/ agujas/ clavándose/ en el alma" (p. 20). Y es que solo el sufrimiento laboral nos pone esas "caras de guatopas/ agujas/ clavándose/ en el alma" del obrero
explotado.

Libro de contradicciones radicales pero generales, como pasado-presente, pueblo-ciudad, pobreza-riqueza, barrio-niño acurrucado y los huraños remolinos, entre otras que saltan a la vista, nos demuestra que el fracaso histórico de la revolución burguesa en el Perú, truncó también el desarrollo dialéctico de la lucha de clases; pues, muerto Mariátegui, el revisionismo, el troskismo y el maoísmo, corrientes ideológicas burguesas surgidas para impedir el crecimiento marxista leninista en el mundo, truncaron también el devenir histórico de la estética marxista que, a la par de la lucha de clases, se desarrollaba con el materialismo histórico y dialéctico. De ahí que la poesía de izquierda de la revolución burguesa (hablo en su mayoría de la poesía revolucionaria y no de la poesía reformista, que la hay, como sabemos), se haya quedado en la denuncia, el panfleto y la proclama, desmereciendo un tanto a la metáfora que es la esencia de la poesía.

Por eso, "Nostalgia de barro", que es un poemario hecho exclusivamente de metáforas, es contrario también de la poesía convencional, del discurso poético estructural que le da unidad al contenido y la forma del poema, volviéndolo así un antipoema, a veces diferente de cada fragmento o párrafo poético, porque su origen está en el pensamiento, en la idea o recuerdo de lo que fue, donde el tiempo divide al pasado y al presente, a tal punto que el desarrollo de la metáfora es también fragmentaria y el encabalgamiento se estanca en una o dos palabras, porque la idea o recuerdo corta la hilación y lo vuelve no solo otra metáfora sino también otro significado de la misma. Dice, por ejemplo: "Silencio/ canoso bravío y heroico/ trenza de muerto/ que crece/ burlando ataúdes y nichos/ Silencio/ canoso bravío y heroico/ algodoncito sangrante/ izas/ pasiones soñolientas" (p. 28-29). Esta síntesis metafórica, producto de la discontinuidad es
sumamente peculiar en "Nostalgia de barro", pero le da unidad a los tres libros, porque Robert Jara es el poeta de la idea, del recuerdo vivido.

Además, "Nostalgia de barro", que es un poemario de la problemática existencial, lleno de contradicciones generales, de verso libre y escritura diferente por usar dos tipos de letra para significar y diferenciar mejor lo que quiere decir, usa también la prosa poética donde la redacción es más homogénea y la metáfora más fluida, pues "El campo es rajado, herido, sin queja. La fiesta relincha. Yunta, ojo de río, aroma colgado en la historia matutina. Plañe en pleno pulmón de la faena. Yuntero sin coca, sin chicha. El sol rasguña más rudo que a las once" (p. 56). Y en la noche, "Junto al candil, en adobes, en pacas, en lo que se pueda, nos juntamos y desfilan la chacra, los muertos, la era chupada, la cosecha ilusoria, el nadie sabe para quién trabaja. El silencio suda demasiado. Mamá ronca, y pienso en lo mucho que ha muerto mientras juguetea la noche en la calle" (p. 57). Y la denuncia está ahí, presente, porque "Plañe en pleno pulmón
de la faena", pues "El sol rasguña más rudo que a las once" cuando "la cosecha ilusoria" demuestra que "nadie sabe para quién trabaja". Por eso, "el silencio suda demasiado". Demostrando así que la denuncia, la protesta social (o mejor dicho el sufrimiento familiar) no avanza a la lucha popular. Y esa "era chupada", ese "aroma colgado en la historia matutina" es el campo "rajado, herido, sin queja".

Por eso decía que el fracaso histórico de la revolución burguesa en el Perú, truncó también el desarrollo de la lucha de clases; y, por ende, el desarrollo dialéctico de la estética marxista. Pero "Nostalgia de barro", como poética de la pobreza, como estética del sufrimiento económico, político y social, por sus metáforas dignas representantes de la poesía popular, útiles también para la poesía obrera en la revolución socialista, está palpitante de emoción, pues "Entre lavazas y espumas/ santiguaban porvenires de humo/ Los cordeles te(a)ñían una húmeda esperanza/ mariposeaban en el aire suspiros.../ solapaban la blancura/ un llanto que nacía de dos abandonados muslos/ de dos manos que fregaban tandales de zurcidos" (p. 61). He ahí su valor y su importancia y su permanencia en la poesía popular.


Distrito El Porvenir, Trujillo, Julio del 2014.


[1] Diómedes Morales Salazar (Contumazá, 1956). Escritor, periodista e investigador afincado en Trujillo. Ha publicado los poemarios “No intenten sobajarme con quizás” (1981) y “Perdurancias” (1996), y “El balde de agua y otros cuentos”.  Presidente fundador de la Asociación Cultura y Sociedad Alfarero. Director de la revista literaria Alfarero.
[2] Nostalgia de barro, Robert Jara Vélez, Ornitorrinco Editores, Lima, Agosto del 2011, pp. 80.
[3] Robert Jara Vélez, (Guadalupe, 1969). Físico matemático, actualmente reside en Trujillo, donde ejerce la docencia universitaria.


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